dilluns, 15 de gener del 2018

Pinzellades al món: Freda solitud pels carrers / Fría soledad por las calles / Cold solitude in the streets

Aquí teniu unes quantes il·lustracions d'artistes actuals. Si voleu més només cal anar a la pàgina web del començament d'aquest article


Passejar pel carrers solitaris, a l'ocàs, entre el silenci de la neu, entre les primeres llums als ventanals i en bona companyia... és tot un plaer que ens regala l'hivern.
(il·lustració de Charles van Sandwyk)


Amics al fred / Amigos en el frío / Friends in the cold


Compartint calor i aliment en l'igloo. Amics en la nit.
(il·lustraciño de Lara Dombret)


Fred, neu, joc i animals / Frío, nieve, juego y animales / Cold, snow, game and animals




El fred no se'n va. Continua la neu i... cal aprofitar per a jugar fent ninots de neu o... ajudar als animals, protegint-los del fred.
(il·lustracions de Samantha Vanderwyst)


Freda nit / Fría noche / Cold night


Bona i freda nit de gener.
(il·lustració de Scott Kahn)


Negra nit, blanca neu / Negra noche, blanca nieve / Black night, white snow


Cau la neu, flonja, freda. Blanc sobre negre, flocs suaus sobre la dura terra.
(il·lustració de Minalee Darak)

La determinación de la velocidad de la luz, Ole Rømer y una luna perezosa


Cómo una luna perezosa fue fundamental en la determinación de la velocidad de la luz

Cómo una luna perezosa fue fundamental en la determinación de la velocidad de la luzLa luz es algo que ha obsesionado a la humanidad desde el principio de los tiempos. Su naturaleza, su estructura y sus particularidades han sido objeto de debate por filósofos, artistas y científicos. También su velocidad nos ha tenido entretenidos durante siglos. Hasta hace 340 años, cuando Ole Rømer consiguió medirla con un ingenioso procedimiento.


El primer intento de medir la velocidad de la luz
Galileo Beacon Of GondorEs probable que Galileo fuera la primera persona que intentó medir la velocidad de la luz. Utilizó un sistema parecido al que había usado para medir la velocidad del sonido. En aquella ocasión, utilizaron un cañón. Se situaron en un monte cercano (a unos tres kilómetros y medio) y midieron el tiempo que transcurría entre que veían la explosión y que escuchaban el sonido del cañón. Como los resultados fueron muy precisos, decidió probar con la luz.
Situó a dos personas a un kilómetro de distancia. Ambas tenían una linterna y la dinámica del experimento consistía en que uno de ellos destapaba su linterna y enviaba una señal al segundo observador que, al verlo, hacía exactamente lo mismo: devolvía la señal luminosa al primer observador.
La idea era usar ese desfase para calcular cuánto tardaría la luz en ir de un sitio a otro. Galileo obtuvo una cifra, pero cuando repitió el experimento desde mucho más lejos se dio cuenta que el tiempo era el mismo. En el fondo, Galileo fue el primer psicofísico de la historia: en realidad estaba midiendo el tiempo de reacción de los participantes y, como le mismo se dio cuenta, no el de la luz (que debía de ser mucho más rápida).
A lo largo de las décadas, científicos y filósofos tomaban partido por una idea o por otra: algunos, como Galileo, pensaban que la luz debía de rapidísima, otros (como Descartes) pensaban que, de hecho, su velocidad era infinita. Gente como Hooke propuso que la luz era especie de movimiento vibratorio, mientras Newton se inclinó por la teoría corpuscular.


Hasta que llegó Ole Rømer

No fue hasta 1676, cuando Ole Rømer (o "Roemer", "Römer" o, incluso "Romer" dependiendo de cómo traduzcan la 'ø' escandinava) realizó la primera estimación cuantitativa de la velocidad de la luz. Y curiosamente, su descubrimiento tiene mucho que ver con Galileo. No con el método que puso en marcha el científico pisano, sino con otra cosa: el descubrimiento de Ío, Europa, Ganímedes y Calisto, cuatro de los satélites de Júpiter.
Rømer, años después, dedicó muchas horas a observar detalladamente el movimiento de Ío. Se dio cuenta de que se podía medir cuanto tardaba el satélite en dar una vuelta alrededor de Júpiter observando sus movimientos de entrada y salida en la sombra de Júpiter. Estimo que, aproximadamente, tardaba 42,5h (poco más de día y medio). Pero algo no cuadraba.
Earth To Sun EnEn algunos momentos, Ío salía de la sombra de Júpiter más tarde de lo previsto. Eso mosqueó a Rømer. ¿Era posible que Ío no tardara siempre lo mismo en hacer ese recorrido? ¿Era perezosa? ¿Cómo? No tenía mucho sentido, hasta que se percató de que Ío tardaba más cuando Júpiter y la Tierra estaban separándose, pero que tardaba menos cuando se aproximaban. Ahí estaba la clave.
Era la luz. Su velocidad era tan rápida que no se podía estimar usando un kilómetro de distancia como había intentado Galileo, se necesitaba una distancia planetaria para ello. Rømer estimó que la luz tardaría 11 minutos en llegar a la Tierra desde el Sol. Se equivocó por muy poco (en realidad son unos 8 minutos con 20 segundos), pero no por el método, sino porque la distancia del diámetro de la órbita terrestre que usó no era correcta.
Sin saberlo, Rømer no sólo encontró la velocidad de la luz, sino uno de los pilares de la física moderna. Y eso, es verdad, bien merece un doodle.

Resultat d'imatges de una linia horitzontal

diumenge, 14 de gener del 2018

Poesia Infantil i Juvenil: Endevinalles de números:





Vinga, anem a ficar les neurones a botar, cal que estiguin ben despertes perquè necessitem que estigueu molt a l'aguait per respondre ràpidament a aquestes endevinalles sobre números.

 Ell ben rodonet és.
A la dreta compte, ves.
A l'esquerra no és res.
Quin nombre és?
(el 0)

*

D'innombrables fills,
sóc el primer de tots
i el més petit de tots.
Un ho compleix, quin és?
(l'1)

*

Amb la meva silueta de cigne
sóc el nombre més elegant.
I saps sens cap mena de dubte
que del parell sóc representant.
(el 2) 

*

Sóc un nombre senar
i en tots els triangles,
també aquestes vegades,
fixa-t'hi, em pots trobar.
(el 3) 

*

De seient tinc la forma.
Quin nombre sóc?
(el 4)

*

Sóc un nombre senar
que al teu cos
unes quantes vegades
m'hi pots trobar.
I recorda de petit
t'ajudava a comptar.
(el 5) 

*

Jo no vull que et cansis.
Per això et faig la recomanació
de que em miris amb atenció.
A la primera, si la casa li treus,
el meu nombre trobaràs.
(el 6)

*

Els dies de la setmana,
les vides dels gats,
un estrip als pantalons.
Qui sóc?
(el 7) 

*

 Un nombre parell sóc,
més aviat grassonet.
Però quan estic estirat
el nombre més gran sóc.
(el 8)

*

Amb aquest nombre
s'assegura el gol.
És el davanter centre
en el món del futbol.
(el 9)

*
 El pots trobar
en els mesos de l'any
i també quan els ous
vas a comprar.
(el 12)

 *

Quin nombre serà?
Que vist del dret
i vist del revés,
sempre un nombre és.
(el 69)

 *

Començo amb u,
segueixo amb u,
acabo amb u.
Em coneix algú?
(el 111) 

  *

 Tres aneguets som
que a l'aigua nedem.
Un rere l'altre anem
en una fila desfilem.
(el 222)


Ja sabeu que passant el ratolí per damunt dels parèntesis i arrossegant-lo podreu veure la solució, però segur que no us fa falta fer-ho. Si esteu animats podeu jugar amb més endevinalles.

La il·lustració és de Dave Prosser.

divendres, 12 de gener del 2018

El meu racó personal: El cólico de los pintores - Historias de la Histor...

El meu racó personal: El cólico de los pintores - Historias de la Histor...: Després de bastants dies sense publicar res he donat casualment amb aquest article, estret d'una pàgina web que estudia la història d&#...

El cólico de los pintores - Historias de la Historia

Després de bastants dies sense publicar res he donat casualment amb aquest article, estret d'una pàgina web que estudia la història d'una altra manera. M'ha semblat prou interessant com per reflectir-lo al meu bloc i donar difusió perquè altres persones coneguin el blog,

Nada tan común y peligroso como el plomo y sus derivados, y no me refiero a las personas plúmbeas, que las hay. Este metal pesado ya ha sido prohibido en la fabricación de gasolinas, pinturas, munición, juguetes y otros productos, y aún así el envenenamiento por plomo se sigue produciendo hoy en día como ocurría en el pasado. La doctora Alice Hamilton descubrió a principios del siglo XX que cuando se ingiere o se inhala plomo, el organismo no es capaz de eliminarlo, sino que se acumula en los huesos y en otros tejidos.

No hace mucho se conocieron los resultados de una sorprendente investigación realizada sobre un mechón de pelo de Beethoven que fue arrancado de su cabeza poco después de morir, a modo de recuerdo piloso. Permaneció conservado en un frasco de cristal durante casi dos siglos y fue adquirido en subasta pública de Sotheby’s en el año 1995 por un urólogo y una investigadora de la Sociedad Americana de Amigos de Beethoven. Los estudios toxicológicos y genéticos realizados sobre los pelos demuestran que el músico tenía una fuerte cirrosis si bien no mostraba altos niveles de mercurio ni arsénico pero sí de plomo. Se estima que la alta concentración de plomo en su organismo pudo haber sido unas cien veces superior a la que hoy se considerable tolerable. El doctor Andreas Wawruch combatió la enfermedad con sales de plomo, habitualmente empleadas en la época contra el exceso de mucosidad. Fue mucho peor el remedio que la enfermedad. Los investigadores concluyen que la causa real de la muerte del músico, el 26 de marzo de 1827 en Viena, fue un envenenamiento crónico y progresivo de plomo por diversas causas: comer tencas y lucios contaminados del río Danubio, lo que le produjo una larga enfermedad y, probablemente, su cabreo constante. El cambio de personalidad que sufrió desde los 20 años concuerdan con el diagnóstico de envenenamiento. Si a eso le añadimos que con frecuencia bebía agua contaminada con plomo obtenida de un arroyo campestre creyendo que tenía propiedades curativas, junto con el plomo de los vasos que se usaban para beber en aquella época, el resultado fue el que fue. Y encima su médico lo remató.
Por si fuera poco, un dato más se ha aportado por parte de un equipo de la Universidad de San José (California). A finales de 2005 identificó dos fragmentos del cráneo de Beethoven -los tenía un californiano por herencia de un tío lejano afincado en Viena- y comprobaron que también contenían altas dosis de plomo y, por lo tanto, le hizo padecer de saturnismo, enfermedad que nunca fue diagnosticada y que le amargó toda su vida.

La caída del imperio romano a plomo

El saturnismo o plumbosis provoca una serie de trastornos mentales, físicos e incluso la muerte. Lo malo es que no da sabor al agua ni a los alimentos y lo peor es que causa anemia, alucinaciones, ataques de locura y daños neurológicos irreversibles cuando llega al cerebro. Si la ingesta del plomo es por medio del agua se llama saturnismo hídrico. Y de eso hubo bastante durante el Imperio Romano puesto que las tuberías para el agua potable y los utensilios de cocina se fabricaban con este metal.
El escritor S. Colum Gilfillan, en su obra Rome’s Ruin by Lead Poison (1990), lanzó una atrevida hipótesis al decir que el saturnismo fue el causante de la disminución de la tasa de natalidad entre la clase pudiente de Roma y que el motivo de que muchos emperadores romanos tuvieran comportamientos mentalmente desequilibrados fue por ese envenenamiento. Hipócrates o Galeno vincularon las comidas copiosas, la gota saturnina y el vino con plomo con la demencia en emperadores como Calígula, Nerón o Cómodo. El investigador canadiense Jerome Niragu fue más allá y afirmó que la caída del Imperio Romano fue a causa en gran medida del saturnismo, tal y como lo publicó en la revista New England Journal of Medicine, en marzo de 1983.
Hay que recordar que ya los romanos conocían los problemas del saturnismo y el arquitecto romano Vitruvio (siglo I d.C.) advirtió que los caños de plomo se debían utilizar para cañerías de aguas fecales, pero no para aguas potables.

Saturno mareando a los pintores

Ser pintor ha sido una profesión de riesgo y no tanto porque al hacer el retrato de un noble o un monarca el retratado, al ver los resultados, se sintiera ofendido sino más bien por los materiales utilizados para tan noble arte. En la obra de Bernardinus RamazziniDe Morbis Artificum Diatriba(1713), considerada la fundadora de la moderna Higiene Laboral, se dice:
Yo de mí sé decir que cuantos pintores he conocido, a casi todos los he encontrado enfermizos […]. La causa del semblante caquéctico y descolorido de los pintores, así como de los sentimientos melancólicos de los que con tanta frecuencia son víctimas, no habría que buscarla más que en la índole nociva de los colorantes.
El temible cólico saturnino era en aquella época casi sinónimo de “cólico de los pintores“. Tras analizar los datos patobiográficos de algunos geniales pintores se sospechó en varios de ellos una intoxicación por este metal debido a la utilización del blanco de plomo (carbonato básico de plomo), el minio (tetróxido de plomo) o el amarillo de Nápoles (antimoniato de plomo). En Mariano Fortuny dicho padecimiento fue adquirido por la mala costumbre de chupar los pinceles de las acuarelas, junto con la malaria que contrajo en Portici, todo lo cual precipitó su muerte a los 36 años en su casa de Roma.
Autorretrato de Goya con el Dr. Eugenio García Arrieta (1820)
Junto con Beethoven, otro sordo célebre de la historia fue Francisco de Goya cuya vida quedará marcada por una enfermedad mal diagnosticada cuando tenía 46 años y que le sobrevino durante un viaje por Andalucía. Tal proceso se manifestó de forma aguda por cólicos abdominales, vértigos, alteraciones visuales, temblores y paresia del brazo derecho. Dichos trastornos le deja una sordera irreversible tal que “no usando de las cifras de la mano no puedo entender cosa alguna“, obligándole a aprender el lenguaje de los sordomudos. La farmacéutica María Teresa Rodríguez Torres demostró la causa de esa enfermedad en su revelador ensayo: Goya, Saturno y el saturnismo (1993).
El pintor brasileño Cándido Portinari (1903-1962) conocido mundialmente por sus grandiosos murales Guerra y Paz realizados para la sede de la ONU en Nueva York o los frescos sobre la colonización de Latinoamérica para la Biblioteca del Congreso en Washington en EE.UU. fue diagnosticado de saturnismo siete años antes de su muerte por causa de los pigmentos que empleaba en su paleta, algunos de ellos muy semejantes a los usados por Van Gogh (el amarillo de cromo y otros compuestos ricos en arsénico).
Y en unas recientes exhumaciones realizadas en el antiguo cementerio de Porto Ércole (Italia) de los restos de Michelangelo Merisi, alias Caravaggio, se ha encontrado que sufría también de saturnismo debido al uso del plomo en el albayalde de las pinturas, que también se usaba en los cosméticos. Con el apoyo de las tecnologías de datación, uno de los restos óseos de Caravaggio, el llamado “fragmento 5”, presentaba una alta concentración de plomo y mercurio cuando murió en 1610 y las dimensiones de los huesos coincidían con la constitución del italiano. Por otra parte, se intentó verificar la identidad de los huesos con una prueba genética, para lo que se recurrió al análisis del ADN de personas que en la actualidad se apellidan Merisi o su derivado Merisio. Los resultados, dados a conocer por la Universidad de Bolonia, no fueron lo bastante concluyentes.